No sabemos si está más feliz Frida de haberse recuperado tras unos malos días de salud, o Laura Luengo Mata de haberle ayudado con sus cuidados siempre tan intensos y dedicados, una vez más.
En el vídeo, Laura os lo cuenta.
Frida es una oveja que rescatamos hace años con una herida terrible. El pastor la había dejado abandonada junto al embalse de Cazalegas porque no podía caminar. Tras mucho esfuerzo por salvar su extremidad, tuvimos que amputarle la mano entera. Desde entonces vive en el geriátrico de cuidados especiales y es feliz con sus compañeras.
Cada rescate, cada oportunidad que le damos a alguien como ella hace que nuestros gastos se incrementen y nuestra carga de trabajo aumente. Y a cambio ella, y cada uno de los más de 300 animales que hemos rescatado, tienen una segunda oportunidad para ser felices y tener una vida digna.
