Fresno es tan bonito…
Durante 30 años le trataron tan mal que se acostumbró a pasar inadvertido. De hecho es el único caballo del santuario al que es muy, pero que muy raro escucharle relinchar.
Cada mañana Fresno se pone muy impaciente esperando su desayuno pero disimula muchísimo. Otro caballo iría de un lado para otro, relincharía, le daría con su patita a la puerta… pero él solo mira fijamente a Alex cada vez que pasa. Eso si, su autocontrol y disimulo no llega a sus micro movimientos, y cuando le miras detenidamente ves que todo su nerviosísimo e impaciencia se refleja en su labio, que se mueve como si estuviese comiendo su papilla.
Poco a poco Fresno se irá soltando más, pero han sido demasiados años de sometimiento y la paciencia es lo que mejor le va a ayudar a ser él mismo.