Ricki disfruta muchísimo cuando le llevamos helado de los que hace Marta. Y se los come con una felicidad que hemos querido grabarle para que podáis verlo.
Con la ola de calor que estamos pasando nos hemos asegurado que tenga todo lo que necesita. Está en el sitio más fresco de todo el Santuario y tiene un ventilador vaporizador para refrescarle aún más. Al fin y al cabo no se puede meter en una charca. Y además le llevamos sus helados.
Ricki lleva dos años con parálisis del tercio posterior. Llegó con un problema muy grave en su articulación, siendo un bebé que casi cabía en una mano. Tenía un absceso enorme que le había comido muchos huesos y le iban a matar en la granja, pero pudo salvarse.
Eso fue en 2013 y hemos podido lograr que viviese 8 años caminando con normalidad. Hemos disfrutado de su amor y compañía, y ahora toca cuidarle aún más para que pueda seguir disfrutando de esta segunda oportunidad . Porque es ahora cuando más nos necesitan. Por eso cada día le asistimos, le ayudamos a moverse, nos aseguramos que esté hidratado y no pase demasiado calor, que no tenga úlceras… es decir, le tratamos como nos gustaría que hiciesen si estuviésemos en su lugar.